El Instituto Nacional de Estadística (INE) acaba de publicar datos provisionales que muestran una disminución en la llegada de nuevos bebés, cifrada en 322,075 en 2023. Aunque estos números podrían variar, la caída del 24.4% desde el 2014 es notable. De hecho, de mantenerse, sería el registro más bajo desde 1941, marcando el quinto año consecutivo de mínimos históricos.
¿A qué se debe esta situación?
Los expertos señalan dos factores clave. Primero, la disminución en la población en edad fértil, que naturalmente afecta la cantidad de nacimientos. Segundo, la tendencia a postergar la maternidad, reduciendo así la cantidad de hijos por mujer.
Además, el 2023 también vio una disminución en el número de fallecimientos, descendiendo un 5.8% en comparación con el año anterior, lo que marca el séptimo año consecutivo en que España registra más muertes que nacimientos.
Es interesante destacar que el crecimiento poblacional en los últimos años se debe principalmente a la inmigración, ya que la población aumentó en más de medio millón de personas en 2023, alcanzando casi los 48.6 millones de habitantes.
Los datos sobre la maternidad también son reveladores. La baja tasa de fecundidad sostenida en el tiempo y la maternidad cada vez más tardía están transformando las dinámicas demográficas del país. Según el INE, en 2023, aproximadamente uno de cada diez recién nacidos tenía una madre de 40 años o más, un incremento del 19.3% desde 2013. Estos indicadores reflejan una realidad demográfica en evolución que plantea desafíos y oportunidades para las futuras generaciones.
¿Qué impacto tendrá esto dentro de 50 años?
En primer lugar, habría un impacto directo en la estructura demográfica, con una población envejecida y una base de población activa reducida en comparación con la población de edad avanzada. Esto podría generar desafíos económicos y sociales, como una menor disponibilidad de mano de obra y un aumento en la carga económica y de cuidado para las generaciones más jóvenes.
Además, la falta de nacimientos ahora podría afectar el sistema de seguridad social y pensiones, ya que habría menos contribuyentes para sostener a una población envejecida que necesita apoyo económico y atención médica. Esto podría requerir reformas en los sistemas de jubilación y salud para garantizar su sostenibilidad a largo plazo.
En términos culturales, la disminución en el número de nacimientos podría tener un impacto en la dinámica familiar y comunitaria, con familias más pequeñas y cambios en las tradiciones y estructuras familiares. También podría influir en la oferta de servicios públicos, como la educación y la atención médica, con una menor demanda de servicios para niños y una mayor necesidad de servicios para personas mayores.
En resumen, la falta de nacimientos ahora podría tener consecuencias significativas en el futuro en términos de economía, sociedad y cultura, lo que destaca la importancia de abordar los desafíos demográficos y promover políticas que fomenten la maternidad y la paternidad.
Emilia Picazo
Comunicación, Marketing y Creación de Contenido de Baby Suite.